« La soberbia de los príncipes de las tinieblas
tuvo que inclinarse ante la humildad de Cristo
y la astucia diabólica
fue arrancada de raíz por la sencillez del divino Cordero.
Se le fue de las manos
todo lo que el cruel enemigo creía
que poseía para siempre,
y tuvo que ver
cómo el género humano
era devuelto por el hombre-Dios al paraíso,
de donde había sido expulsado
por la prevaricación de Adán»
(Liturgia Gothohispana del Viernes de Pascua, Illatio).