Para salvarnos…

 

Santo y bendito es en verdad
nuestro Señor Jesucristo,
que, engendrado por el Espíritu Santo,
se ha dignado habitar en el seno virginal de su Madre
y revestirse de un cuerpo mortal,
para salvarnos a nosotros, pecadores,
que moramos en esta tierra.

Fiestas marianas en verano

La más importante:
la Pascua de la Virgen el 15 agosto
con «su octava».
Ya sabes que en Oriente
se ayuna para preparar la fiesta.
Ese día la liturgia hispana
pide para la Iglesia ser
«santa en sus ministros,
denodada en sus mártires,
íntegra en sus vírgenes,
fecunda en los castos,
rica con los pobres…»

Orando en esperanza

Señor Dios, Padre todopoderoso,
escucha nuestras plegarias
y concédenos
la plenitud del amor y de la paz,
que todos cuantos confiamos en tu misericordia,
vivamos para siempre
en la esperanza y el amor.
R/. Amén.

Porque tú eres nuestra paz verdadera,
caridad indivisible;
tú, que vives contigo mismo
y reinas con tu Hijo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

Para rezar con la Eucaristía

El Dios inmortal,
a quien alcanzamos por la fe,
entra en comunión con nosotros,
pobres mortales,
y, aceptando la oblación del pan y del vino,
nos los devuelve de nuevo a los fieles,
como Cuerpo y Sangre de Cristo,
mediante la Acción de Gracias santificadora;
y mientras la Bendición celeste
vivifica a la criatura visible,
el Creador invisible
penetra en el interior de los creyentes,
y, de esta manera,
quiere que se le ofrezca lo que consagró
o que se le devuelva
lo que generosamente entregó,
a fin de que le sea dado
lo que exige para nuestra salvación
y esto mismo nos ayude
a alcanzar la felicidad prometida.
R/. Amén.

Por la misericordia del mismo Dios nuestro,
que es bendito y vive y todo lo gobierna
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.