Del Magisterio litúrgico de Juan Pablo II: Spiritus et Sponsa n. 16

image002Es preciso
que en este inicio de milenio
se desarrolle una «espiritualidad litúrgica»,
que lleve a tomar conciencia de Cristo
como primer «liturgo»,
el cual actúa sin cesar
en la Iglesia y en el mundo
en virtud del misterio pascual
continuamente celebrado,
y asocia a sí a la Iglesia,
para alabanza del Padre,
en la unidad del Espíritu Santo.

1 comentario en “Del Magisterio litúrgico de Juan Pablo II: Spiritus et Sponsa n. 16

  1. Se afirma que la liturgia es «fuente y cumbre» de la vida eclesial, el culto santificante de la Iglesia. Los tiempos actuales quieren provocar una renovación de la liturgia. A pesar de voces pasadas dentro de la Iglesia, como el benedictino Próspero, que llegaron a decir lo contrario defendiendo el latín en la liturgia al considerar a ésta perfecta.

    Pero los tiempos no dejan mucho resquicio a la perfección llegando incluso al rechazo de las instituciones y, sobre todo, a cuestionarse la fe personal. Por mucho que se hable de renovación litúrgica siempre la espiritualidad estará ahí mostrando que las dudas de la persona encuentran respuesta en un contacto personal con Cristo. Es el Misterio de la Fe que se celebra en la Liturgia sacramental y que nos exige creer en y vivir con El en una relación viviente y personal. Y esta relación es la oración. La oración oficial de la Iglesia es la Liturgia, la fuente de donde mana toda su fuerza, una Liturgia que alcanza al fiel en su oración privada.

    Santa Teresa de Jesús decía que la oración es el trato de amistad con quien sabemos que nos ama (Dios), es la unión con el Señor en el silencio y en la vida. La oración, sea en su modo litúrgico, comunitario o individual es el elemento esencial de la vida cristiana. Es la doctrina de los misterios que contempla la Celebración litúrgica según el modo específico como Cristo está presente y actúa en ella. Es precisamente en la liturgia donde se hace presente el acto salvador y de entrega de los misterios históricos de Cristo

    Liturgia y Oración, Oración y Liturgia, por mucho que los tiempos cambien, siempre estarán ahí para nosotros y en el mismo modo en que hace 2.000 años nos enseñó Nuestro Salvador, rezando para El y celebrando la gracia de su Presencia.

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