“Comienza la procesión del santo Evangelio como la potencia de Cristo triunfante sobre la muerte, con los cantos ya mencionados y acompañada de siete candelabros de luz, que son los siete dones del Espíritu Santo o las siete lámparas asociadas al misterio de la cruz [cfr. Ex. 25, 31; 37, 17; Num. 8, 4].
Sube la procesión al tribunal o ambón [Cfr. San Isidoro, Etym., 15, 4, 16], como si fuera la sede del reino del Padre para que desde allí resuenen los dones de la vida, a la que los clérigos aclaman: Gloria a ti, Señor, como los ángeles que, nacido el Señor, se aparecieron a los pastores y cantaron: Gloria a Dios en el cielo (Lc. 2, 14)”
(Ps. Germán de París, Exp. Missæ, 11).
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En el ámbito hispano ha quedado este testimonio de los siete candelabros ante el altar:
Kandelabrum cum septem lucernis argenteum ante altare illuminandum.
(Dotación de la infanta Urraca, en 1099, al monasterio de san Pedro de Eslonza / León
cf. Gómez Moreno, Iglesias mozárabes, 329.)
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Plan interesante para estos días de novena:
Icono del maestro Ivan Polverari.
Precioso!!