Llave y Cetro de David / Clavis

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Hoy meditamos este título del Mesías: Llave de David.
Pedimos al Espíritu Santo el don de fortaleza.

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<Los fieles que viven con la Liturgia el espíritu del Adviento,
al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo,
se sentirán animados a tomarla como modelos y a prepararse,
«vigilantes en la oración y… jubilosos en la alabanza»,
para salir al encuentro del Salvador que viene.
(Marialis cultus, 4)

Hoy, martes, 20 de diciembre de 2022 A.D.
celebraremos la última misa del Adviento de este año.

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«Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte».

Por el acróstico latino ERO CRAS (estaré mañana), frase que se forma con las iniciales de los títulos de Cristo leídas desde la Navidad, sabemos que la serie de antífonas se divide en dos partes: las cuatro primeras (17 al 20 dic.) y las tres últimas (21 al 23 dic.). Hoy, por la tanto, cerramos la primera parte con la contemplación profética de Cristo “Llave de David” y “Cetro de la casa de Israel”.

El tema del cetro aparece ya en la profecía de Balaám junto con la referencia a la estrella de Jacob (Núm 24, 17) y se repite en la profecía de Jeremías que leemos, también, en Adviento (cf. Jer 30, 21).
Isaías presenta a aquel que recibe las llaves de la casa de David con el poder de abrir y cerrar (22,22). Oráculo que retoma el último libro de la Revelación refiriéndose a Cristo: “El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Apocalipsis 3,7).
El Cetro aparece al comienzo (Génesis 49,10) referido a Judá, el primogénito de Jacob/Israel. Cristo será contemplado como el León de Juda (Apocalipsis 5,5) que tiene el poder de abrir los rollos, el sentido profundo de la historia, rompiendo los sellos que lo cierran y desvelando su sentido. En la petición, Cristo es invocado como Luz que brilla en las sombras (cf. Isaías 42,7 Salmo 106/107, 10.14). Toda la antífona es una contemplación de Cristo somo Signo activo: abre, cierra, brilla…

Pedimos hoy al Espíritu el don de fortaleza.

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