Virgen, Madre de Dios,
cuya verdadera Inmaculada Concepción
hoy celebramos,
te pedimos nosotros, indignos y pecadores,
que por tu intercesión nos haga gratos a Dios.
Hasta tal punto limpios de la contaminación de los males,
merezcamos tomar dignamente las santas ofrendas,
[en la Eucaristía]
y después, ser dignos de la gloria de los ángeles
en los reinos celestiales.
R/. Amén.

(Rito Hispano, O. Post Pridie de la Misa de la Concepción)

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Las bolas que colocamos como adornos estos días
no son más que manzanas estilizadas.
El pecado ha sido cargado por Jesucristo en el árbol de la Cruz;
es Él, descendiente de la Mujer,
quien ha pisado la cabeza a la serpiente antigua.
Por esa certeza colocamos manzanas como expresión de victoria.

En latín la palabra malum sonaba tanto a «manzana» como a un «acto malo» o pecado.
Dependía del alargamiento de la primera vocal.
No fue difícil identificar la fruta simbólica del Edén con la fruta del manzano.

Al adornar la casa con manzanas estamos empleando un lenguaje simbólico
que debemos conocer:
Cristo ha cargado con nuestras culpas; ha colgado en el árbol de la cruz nuestros pecados
(cf. 1 Ped 2, 24).

• Sábado, 12 de diciembre (12:00 horas) FORMACIÓN:
  «Los inicios de la oración de las horas:
  la vida como sacrificio de alabanza»
  por P. Gaspar Muñiz.
  Podremos seguir la charla desde el siguiente enlace: