A ti,
por quien
han sido hechas todas las cosas,
te alabamos
y entonamos
con los más dulces sonidos,
un aleluya sin fin.
A ti,
omnipotente Cristo,
cantan nuestras voces tu gloria.
A ti te decimos:
Aleluya sin fin.
Aleluya sin fin.
Amén.
<Alleluia perenne>
Himno visigótico
s. VII