Todos los Santos

Santos del Antiguo Testamento
después de Abrahám

Es justo y necesario, Señor,
orar e invocarte siempre,
a ti, que, desde el principio,
escuchas con bondad las plegarias de tus siervos
y te muestras propicio;
anticipas tus beneficios a cuantos te invocan,
realizas gestas maravillosas y no niegas tu perdón,
otorgas siempre tu amor y muestras tu providencia.
Así, cuando Moisés te suplicó
con las manos extendidas, imagen de la cruz,
en Amalec venció al diablo;
así, cuando Josué invocó al Señor,
por la fuerza del nombre divino,
prolongó el día hasta vencer al enemigo,
tal como nuestro Jesús, la luz verdadera que había de venir,
crecería siempre más hasta destruir las tinieblas;

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