Adviento 2018

Adviento 2018


Trozos de cerámica trabajados por Gaudí.
Parece que la palabra <entusiasmo>
proviene del griego «En-Theos»,
y significa <tener a Dios dentro de uno mismo>.
Cuando uno tiene pasión por algo
¿no está Dios ahí dentro diciéndote algo?
¿no está el Santo Espíritu animando?
El Maestro nos enseñó
dando Su vida por nosotros (cf. Mc 10,35ss)
¿qué hacemos los discípulos?

Esta guirnalda contiene una gran variedad de símbolos: círculo, color, luces…
Su forma: el círculo es una figura geométrica perfecta que no tiene ni principio ni fin: imagen de la unidad y eternidad divina: Aquel que es el mismo ayer, hoy y siempre (cf. Heb 13,8). Evoca los ciclos anuales de espera de tantos creyentes desde Adán hasta Cristo, así como nuestra esperanza en su segunda y definitiva venida (cf. Ga 4,4). Para los cristianos la forma circular significa el ciclo del Año Litúrgico, el tiempo donde experimentamos sacramentalmente la bondad de Dios (cf. Sal 64,12).

En las afueras de Hamburgo, el Rvdo. Johann Heinrich Wichern (1808-1881) regentaba una Casa Orfanato en Horn. Allí, y con un intento catequético, cada noche de Adviento narraba a los niños la historia de salvación.
El pastor había colgado del techo una gran rueda de carro decorada con candelas en la que destacaban cuatro velones. Tras encender una de las velas que marcaban los días de diciembre previos a la Navidad les hablaba del Adviento como Memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo. Les explicaba el encendido progresivo de las candelas como símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cf. Mal 3, 20; Lc 1, 78).
Hay muchas catequesis populares
para explicar el encendido de cada lámpara:
en la más difundida
la primera luz simbolizaría el perdón otorgado a Adán y Eva;
la segunda vela, la fe de Abrahám y de los Patriarcas;
la tercera sería expresión del gozo de David
y de los Hijos de Sión que se alegran con la venida de su Rey;
y la cuarta como símbolo de la enseñanza de los profetas
que anunciaron que el Mesías nacería de la Virgen María.
El Adviento marca el principio del Año cristiano: son cuatro semanas de expectación piadosa y alegre. Este tiempo presenta una doble índole:
El pueblo cristiano vive estas semanas, sobre todo, como memoria de la preparación a la venida del Mesías. La conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador ha cristalizado en diversas expresiones que alientan la fe del pueblo cristiano:
una de ellas es la Corona de Adviento.
Venga a nosotros Tu Reino, Señor. Tomando la carne débil de la humanidad herida, un Rey nos llega a la vida en la humildad de un portal. Le adoran voces gloriosas de ángeles que proclaman la llegada del Mesías, del Rey, del Señor de paz. La caravana sublime de orientales mensajeros, a los pies del Soberano se postraron con amor. Al Rey le ofrecen incienso, oro y mirra perfumada mientras que su Madre santa le adora con humildad. Siendo de Israel Monarca, heredero del dominio del David, rey sin igual, a Jerusalén le llevan para que llegue hasta el trono que conquistara piadoso no con armas ni con fuego, sí con la sangre de paz. Reino de vida y de gracia, Reino de amor y verdad, Reino que sube a los pobres al trono de la piedad, Reino que rompe cadenas, Reino que sirve en amor, Reino sin torres de fuego, Reino de luz y de paz.
Tanto si ayuda al mundo como si recibe ayuda de él,
Se ofrecen estos versículos evangélicos
sobre el desprendimiento,
la penitencia, el sufrimiento o la cruz
para orar privadamente los pròximos viernes.
Se pueden localizar los textos en internet
para ver cada versículo en su contexto.
Los cristianos no hemos perdido el profetismo,
además,
aprendemos a perdonar al que comete el pecado
y acogemos al pecador.
No olvidemos a las madres que han abortado:
su acogida es la mejor profecía.







