En la peregrinación de este verano
vimos en Roma, en el escabel de la sede del Papa,
el león y la serpiente, el dragón y el basilisco.
En Rávena se muestra este mosaico:
Cristo vencedor,
pisando el león maligno
y la antigua serpiente.
Él es el Rey de la gloria con la cruz como cayado;
Él es el Maestro que se nos muestra como
el Camino, la Verdad y la Vida.