Domingo IV de Cuaresma: contemplar


<Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre,
para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único
para que no perezca ninguno de los que creen en él,
sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él>.

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