Domingo quinto de Cuaresma: enterrar 


<Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre.
En verdad, en verdad os digo que
si el grano de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo;
pero si muere, produce mucho fruto.
El que ama su vida la perderá,
y el que aborrece su vida en este mundo,
la guardará para la vida eterna.
Si alguien me sirve, que me siga,
y donde yo estoy allí estará también mi servidor;
si alguien me sirve, el Padre le honrará>.

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