Usos y costumbres del Pueblo de Dios

Pórtico de la Gloria en Santiago de Compostela con la hipótesis del colorido original

«Se ha de dedicar también una atención especial a la piedad popular. Muy extendida por las diversas regiones de Europa mediante las Hermandades, procesiones y peregrinaciones a numerosos santuarios, enriquece el itinerario del año litúrgico, inspirando usos y costumbres familiares y sociales. Todas estas formas deben ser consideradas cuidadosamente mediante una pastoral de promoción y renovación, que les ayude a desarrollar todo lo que es expresión auténtica de la sabiduría del Pueblo de Dios…

 

En el campo de la piedad popular hay que vigilar constantemente los aspectos ambiguos de algunas de sus manifestaciones, preservándolas de desviaciones secularistasconsumismos desconsiderados o también de riesgos de superstición, para mantenerlas dentro de formas auténticas y juiciosas. Se ha de llevar a cabo una pedagogía apropiada, explicando cómo la piedad popular se ha de vivir siempre en armonía con la liturgia de la Iglesia y vinculada con los Sacramentos»

(Ecclesia in Europa, n. 79).

En la semana misionera

<Gothia> existe para difundir el Evangelio porque “el número de los que aún no conocen a Cristo ni forman parte de la Iglesia aumenta constantemente; más aún, desde el final del Concilio, casi se ha duplicado. Para esta humanidad inmensa, tan amada por el Padre que por ella envió a su propio Hijo, es patente la urgencia de la misión

Dios abre a la Iglesia horizontes de una humanidad más preparada para la siembra evangélica. Preveo que ha llegado el momento de dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva evangelización y a la misión ad gentes. Ningún creyente en Cristo, ninguna institución de la Iglesia puede eludir este deber supremo: anunciar a Cristo a todos los pueblos”. (RM 3)

La importancia de la liturgia de las Horas

 

“La Liturgia de las Horas es una prolongación de la celebración eucarística”; esta es la enseñanza de la Iglesia recogida y difundida por el Catecismo (cf. n. 1178). En ella, los fieles –ministros, religiosos y laicos- “se unen a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la oración de los salmos, la meditación de la Palabra de Dios, de los cánticos y de las bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero” (Ib. n. 1196).

En cada celebración de la Eucaristía se hace presente el Misterio de Cristo. Esta presencia se acoge desde la mañana (Laudes) y se prolonga hasta la tarde (Vísperas) en el mismo transcurso del tiempo. En efecto, la Eucaristía penetra y transfigura el tiempo de cada día mediante la celebración de la Liturgia de las Horas u Oficio divino.

Tal es su importancia que el Concilio Vaticano II determina:

«Los pastores de almas debe procurar que las Horas principales, sobre todo las Vísperas, los domingos y fiestas solemnes, se celebren en la iglesia comunitariamente. Se recomienda que también los laicos recen el Oficio divino, bien con los sacerdotes o reunidos entre sí, e incluso solos» (SC 100).

Mañana, en la Misa de Rito hispano-mozárabe

Oramos por los que mañana (22 oct. D.m.) recibirán la CRUZ
de la Asociación Hispano-Mozárabe <Gothia>
al finalizar la misa de 19 h. en la madrileña Basílica de la Concepción.

 

Esta CRUZ conjuga tanto el cuadrado como el círculo.

 

Aquí, el cuadrado -expresión de la creación-
está dentro del círculo divino creador.
En las líneas del cuadrado se expanden
trenzándose con el círculo
para formar el signo santo de la cruz:
es el lenguaje de la Encarnación.

 

Estas formas entrelazadas,
comunes con el mundo céltico,
se encuentran por doquier
en la decoración de los manuscritos mozárabes
denominados «beatos».

 

Mañana es la fiesta de san Juan Pablo II

En la fotografía la Misa en Rito Hispano-Mozárabe del día de la Ascensión de 1992 en San Pedro.
Era la primera misa en nuestra venerable liturgia celebrada por un papa de Roma.

 

En la catedral primada de Toledo se celebra cada día.
En las parroquias mozárabes toledanas podemos participar cada domingo.
En Madrid, mañana martes, a las 19 h. en la Basílica de La Concepción.

 

Cartagena, Córdoba, León, Mérida, Salamanca, Segovia, Sevilla, etc. tienen celebraciones en días señalados del calendario hispano.

 

Octubre misionero: DOMUND

<Gothia> existe para difundir la Buena Noticia de Jesús porque, la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A comienzos del tercer milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio.

Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios:

«Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16). Cf. RM 1

 

Religiosidad popular

 

«La piedad popular no puede ser ni ignorada ni tratada con indiferencia o desprecio, porque es rica en valores, y ya de por sí expresa la actitud religiosa ante Dios; pero tiene necesidad de ser continuamente evangelizada, para que la fe que expresa, llegue a ser un acto cada vez más maduro y auténtico.
Tanto los ejercicios de piedad del pueblo cristiano, como otras formas de devoción, son acogidos y recomendados, siempre que no sustituyan y no se mezclen con las celebraciones litúrgicas.
Una auténtica pastoral litúrgica sabrá apoyarse en las riquezas de la piedad popular, purificarla y orientarla hacia la Liturgia, como una ofrenda de los pueblos» (VQA 18).

 

La «moda europea» o franco-romana y el Rito de los mozárabes

«Legados del papa Alejandro II impusieron la sustitución del antiguo Rito por el Rito romano en el monasterio de San Juan de la Peña (1071).

El papa san Gregorio VII obtuvo, después de la implantación del Rito romano en Leyre (1076), que el rey Alfonso VI convocara el Concilio de Burgos (1080), en el que [por una mayoría de obispos franceses] se decretó la abolición del Rito «gótico» en los reinos de Castilla y de León.

 

Los que, hallándose en la España ocupada por los árabes, querían permanecer fieles a la religión de sus padres, para poder celebrar el culto cristiano o participar en él, tenían que pagar un tributo especial a las autoridades locales. Estos recibieron el nombre de «mozárabes».

 

Al liberar la ciudad de Toledo (1085), el rey Alfonso VI concedió a los mozárabes, en reconocimiento a sus méritos, el privilegio de poder seguir celebrando el antiguo Rito hispánico en las seis parroquias que entonces existían en Toledo».

 

(Prenotandos del Misal Hisp-Moz, nn. 13s)