«El cancel, como componente estructural de los templos visigodos y prerrománicos altomedievales, es un elemento objeto de cuidadosos estudios por parte de arqueólogos, historiadores del arte y expertos en la historia de la liturgia. Su función esencial consistía, como es conocido, en delimitar claramente el espacio entre el ambiente del altar, reservado al clero, que cumplía las correspondientes funciones ministeriales en el culto…
El uso de canceles como barreras litúrgicas se puede encontrar ya en muchas basílicas paleocristianas. El iconostasio de las iglesias bizantinas representa un desarrollo de los primitivos canceles, y cumple los mismos fines de forma más rigurosa».
F. J. Fernández Conde y L. Arias Páramo
Cancel con la flor de lis en Mérida
***