V domingo de Pascua 2024:
la cepa y los sarmientos

El Señor vuelve sobre el “permanecer en Él”, y nos dice:
“La vida cristiana es permanecer en mí”.
Permanecer.
Y utiliza aquí la imagen de la vid y de los sarmientos que permanecen en la vid (cf. Jn 15,1-8).
Y este permanecer no es un permanecer pasivo, un adormecimiento en el Señor: esto sería quizás un “sueño beatífico”, pero no es eso.
Este permanecer es un permanecer activo, y también es un permanecer recíproco. ¿Por qué?
Porque Él dice: «Permaneced en mí, como yo en vosotros» (v. 4). Él también permanece en nosotros, no sólo nosotros en Él. Es una permanencia recíproca. En otra parte dice: Yo y el Padre «vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).
Es un misterio, pero un misterio de vida, un hermoso misterio. Esta permanencia recíproca.
También con el ejemplo de los sarmientos: es cierto, los sarmientos sin la vid no pueden hacer nada porque la savia no circula, necesitan la savia para crecer y dar fruto; pero también el árbol, la vid necesita sarmientos, porque los frutos no están unidos al árbol, a la vid. Es una necesidad recíproca, es una permanencia recíproca para dar fruto.

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