La Cruz: árbol de la Vida

El árbol de la Vida es tu Cruz, oh Señor.
V. Adoremos el signo de la cruz.
R. Por el que recibimos la salvación.
En la Cruz Cristo nos entregó su Espíritu.
En la tradición hispana
el 3 de mayo nos enseña a mirar el madero santo
como Cruz Gloriosa, auténtico árbol de Vida.

En la Noche santa de Pascua, en la <Pascua histórica> o lecturas bíblicas
<<al comienzo del ciclo profético se encuentra…  una lección del primer libro de la Sagrada Escritura, del Génesis.
Tratándose de un nuevo comienzo, ¿por dónde empezar sino por el primer comienzo, por el origen del mundo?
En el relato de la creación del libro del Génesis se abre ante nosotros el reino de la vida en el que el amor de Dios colocó al hombre en un principio.
«Era muy bueno» dice la Sagrada Escritura, y estas palabras resuenan llenas de sentido en esta noche de la salud que ha de volver a hacer bueno todo lo que el pecado y la muerte devastaron en esa creación en otro tiempo perfecta.
En las lecciones del Diluvio, del sacrificio de Abrahán y del paso del mar Rojo aparecen después las figuras vetero-testamentarias de esta reparación y nueva creación que el santo Sacrificio de la Pascua ha de hacer presente en seguida. Como el gran Diluvio lavó en otro tiempo la tierra manchada por el pecado, y como el arca construida por mandato de Dios salvó de la ruina común a unos pocos justos, así en esta santa noche, el agua del Bautismo limpiará muchos pecados y el arca de Dios de la Iglesia abrirá sus puertas a los nuevos llamados y escogidos, para transportarlos sanos y salvos a las playas de la eternidad sobre las olas de este mundo donde la cólera de Dios sepulta a los impíos.
Hoy también volará la paloma, con el ramo de olivo, sobre el agua del Bautismo que da al mismo tiempo muerte y vida, para anunciar la paz a la nave de la Iglesia, cuando «el óleo de la salud» y el «crisma de Nuestro Señor Jesucristo» se derramen en las fuentes bautismales, y los neófitos reciban, con la unción santa, el Pneuma (es decir, la vida) de Dios y de Cristo que, buscando un lugar de reposo en la tierra, lo encuentra en el arca de la Ecclesia y en las almas de los bautizados.

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