Fiesta judía del <Yom Kippur>

30 septiembre

Es la conmemoración judía para pedir el perdón por los pecados cometidos durante el año y para el arrepentimiento sincero. Conocido también como el Día de la Expiación consiste en un ayuno completo y oración realizado 10 días después del Rosh Hashaná (año nuevo judío).

Dentro del calendario hebreo Yom Kippur es el último de los 10 “Días Terribles” (Yamim Noraim) que comenzaron con el Rosh Hashaná. Los judíos sefardíes (judíos de origen español) denominan este día como “el ayuno blanco”, porque es una tradición de vestirse de blanco durante estos diez días. El ayuno simboliza la purificación y se respeta siempre, aunque coincida con el Shabbat.

Yom Kippur es considerado el día más santo y solemne del año. La comida, la bebida, el baño y las relaciones conyugales están prohibidas.

En la víspera de Yom Kippur se realiza una cena festiva, tras la cual y con la puesta de sol, comienza el ayuno. Muchos judíos que no visitan la sinagoga durante todo el año, acuden a los servicios de oración este día tan especial. El el día de oración y ayuno (Yom Kippur) finaliza cuando se hace sonar el tradicional Shofar (un cuerno de carnero).

Oración visigótica en la fiesta del arcángel

Icono de los tres arcángeles en Saxum (Abu Gosh /Israel)

Amados hermanos,
hoy ha amanecido para nosotros
la fiesta de san Miguel,
el gran enviado de Dios,
en quien nuestros antepasados,
desde hace mucho tiempo confiaron con razón.
Pues, como es uno de los ángeles más importantes,
los cristianos mostraron gran interés
en tenerlo de su lado
y disponer plenamente de su intercesión
y la de sus compañeros.
Cuando, a la hora de crear el universo,
el Dios uno y trino, Majestad eterna,
creó los ejércitos de los ángeles, su primera obra,
a la que llamó luz,
el ángel más excelente,
destinado a ser el preferido de todos,
engreído de soberbia,
cayó a lo más hondo por su monstruosa maldad.

Sigue leyendo

Orando con los ángeles

Renovando el sacramento del Bautismo y pidiendo la gracia del Espíritu en el río Jordán

Cristo, Hijo de Dios,
por el misterio de tu encarnación
reparaste la ausencia de paz
que el maligno espíritu de la maldad
había introducido entre los ángeles y los hombres;
así los ángeles que no cayeron en pecado,
y que consideraban a los hombres desterrados
por causa del pecado,
los reconocen ahora, reformados por ti,
como consiervos en la gracia.

Redimidos pues por tan gran obra de salvación,
te pedimos que no recaigamos engañados en el antiguo lazo,
sino que conservemos por la fe y las obras
la renovación que supone el bautismo
de modo que nos esforcemos en permanecer unidos
con la cohorte de todos tus santos ángeles.
R/. Amén.

Concédelo, oh Dios,
por el autor de la paz y del amor,
nuestro Señor Jesucristo,
con el cual vives en una sola e igual esencia
Dios en la unidad del Espíritu Santo
que reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

La oración del Señor

Misa inicio de curso: sept ’17

En la liturgia cristiana el gesto orante con las manos (in modum crucis)
se observa desde antiguo.
Lo vemos en la postura habitual del presidente de la celebración.

También, en alguna monición del Rito Hispano (visigótico-mozárabe)
aparece la indicación para sacerdote y fieles:

<<Oremos al Señor, amados hermanos,
para que suplicantes en su presencia,
levantemos con sinceridad nuestras manos
y nuestro espíritu,
mientras proclamamos desde la tierra…
(APN Dom XIV Cot.)>>

En otra monición al Padrenuestro
tenemos una invitación dirigida al pueblo:

<<Confortaos, manos débiles, robusteceos, vacilantes, alegraos y no temáis. Alzad vuestras manos hacia el Señor y disponed vuestros corazones, porque está ya cerca nuestra redención. Aquél, cuya encarnación nos redimió y cuyo solemne nacimiento nos iluminó, nos enseñó también el modo como debíamos orar siempre>>.
(II Dom Adv.)

La Iglesia ha seguido la tradición bíblica que vinculó a la Pasión del Señor.
En la revisión del Misal Hispano Mozárabe se podría incorporar
esta costumbre hispana.
Como vemos está indicada en las moniciones pero no explicitada en las rúbricas.

Leer, pensar y realizar

Los dedos de la mano más el funis y la cruz mozárabe ya son siete

7 maneras para situarse ante las dificultades o crisis eclesiales:

1. Lectura diaria y orante de la Palabra de Dios (lectio divina) y estudio del Catecismo con mayor atención: eso nos prepara para defender la enseñanza de la Iglesia

2. Recuerde los “muchos edificantes signos” de la fidelidad a Cristo que se pueden hallar entre tantos y tantos cristianos de a pie y entre muchos buenos y fieles ministros

3. Recurra a la Santísima Virgen María imitando la unidad de su corazón con Jesús; ore a San José, patrono de la Iglesia Universal, para que la proteja de la “confusión y división que son siempre la obra de Satanás”; invoque con frecuencia la intercesión de San Miguel Arcángel.

Sigue leyendo

<Rosh Hashanah>: Ayuno judío del día noveno de Av.

21 sept

Rosh ha-shaná, es el año nuevo judío, el cual es conmemorado por la mayoría de los judíos dondequiera que se encuentren. Se conmemora el día en que Dios creó el mundo o según otros el día de la creación del hombre; y es a partir de este día cuando se cuentan los años, con lo que estaríamos en el año de 5778. Este día el shofár se toca durante la plegaria matutina. El sonido de este cuerno, casi siempre de carnero, llama a los judíos a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia (Teshuvá). Es el primero de los días del regreso e introspección, de balance de los actos y de las acciones realizadas, de plegaria y sensibilidad especiales que terminan con el Yom Kippur (Día del Perdón).

También se conoce como el Día del Toque del Shofár y como el Día del Juicio porque ese día Dios juzga a los hombres, abriendo tres libros: uno, con los malos (quienes quedan inscritos y sellados para la muerte); otro, con los buenos (quienes quedan inscritos y sellados para la vida), y el tercero, para quienes serán juzgados en Yom Kippur.

Rosh Hashaná (Comienzo del año), junto con Yom Kippur (Día del perdón), forman en la tradición judía una unidad llamada Yamim Noraim (Días terribles), por ser el momento en que Dios juzga al mundo y decreta lo que sucederá en el transcurso del nuevo año.