Líderes con la fuerza del Espíritu…

Descienda sobre nosotros, Señor, el Espíritu Santo;
que por medio de él y con él
llegues a poseer nuestros corazones debidamente purificados
y aceptes la plegaria instituida por ti.
Así podrás acoger nuestras peticiones
no por nosotros mismos,
sino por él y también por él
y no por nosotros perdonarás nuestros pecados.

Él, que contigo y con el Padre reina en la igualdad,
intercediendo por nosotros,
nos hace clamar hacia ti desde la tierra, diciendo:

Padre Nuestro…

(monición a la oración dominical antes de Pentecostés)