El «Ave maris Stella»:
orando por los enfermos

La mujer del Apocalipsis coronada de estrellas, vestida del sol y la luna a sus pies.

El himno litúrgico, «Ave maris Stella», compuesto en forma rítmica acentual (ternario trocaico), consta de seis estrofas más la doxología final. No conocemos al autor de esta obra; probablemente, un monje benedictino del siglo VIII. El manuscrito más antiguo de este himno mariano es el Codex Sangallensis 95 (s. IX).

Este no fue un himno más, divulgado y popular por toda Europa, conocido en los monasterios y cantado por el pueblo, sirvió de modelo para componer otros muchos en los siglos posteriores.

En el texto hay un doble paralelismo: «Eva / María» y «Virgen / Madre».

En las estrofas del canto se pide la mediación de la Madre, “Estrella del mar” «monstra te esse Matrem»,  a fin de conseguir la “meta tranquila y dichosa que perseguimos todos los mortales, la felicidad, felicidad que consiste en la visión beatífica, «Ut videntes lesum», y esto mediante una vida recta «Vitam puram», y un camino seguro, «Iter para tutum»”.

Una melodía antiquísima (s. XI) se encuentra en el Códice Mozárabe, núm. 173 (ms. Museo Británico, add. 30851) y publicada por Wagner enRassegna Gregoriana, I, p. 73. Otra es la transcrita por Anglés del Liber Consuetudinum del monasterio catalán de San Cugat, que reproduce la tonada que cantaban aquellos monjes en el siglo XII. La melodía silábica es la de las estrofas del famoso Judicii signum o Canto de la Sibila para la liturgia de la noche de Navidad.

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