<<El cometido fundamental de la Iglesia
en todas las épocas y particularmente en la nuestra
es «dirigir la mirada del hombre,
orientar la conciencia y la experiencia de toda la humanidad
hacia el misterio de Cristo»…
No obstante, debido también a los cambios modernos
y a la difusión de nuevas concepciones teológicas,
algunos se preguntan:
¿Es válida aún la misión entre los no cristianos?
¿No ha sido sustituida quizás por el diálogo interreligioso?
¿No es un objetivo suficiente la promoción humana?
El respeto de la conciencia y de la libertad
¿no excluye toda propuesta de conversión?
¿No puede uno salvarse en cualquier religión?
¿Para qué, entonces, la misión?>>
(RM 4)
Creemos, difundimos y celebramos que Cristo es el único Salvador de la humanidad, el único en condiciones de revelar a Dios y de guiar hacia Dios:
“Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Act 4, 12).
¡Ojo a la sencilla pero preciosa ventana!
Nuestros padres -ya desde antiguo- construían para acoger a los creyentes en el mensaje del Señor Jesús, para desde estos edificios compartir sus bienes con los necesitados y CANTAR las alabanzas del Señor en la liturgia.