Te glorificamos, Señor Jesucristo, Dios nuestro y Dueño de todo, y te damos gracias porque con tu victoria pascual has embellecido a tu Esposa, la Iglesia; haz que sepamos alegrarnos siempre en tu triunfo y que un día lo contemplemos, por los siglos de los siglos. Amén.
Tú has entregado la vida por la Iglesia y, con tu sangre, la has embellecido, convirtiéndola en tu Esposa inmaculada y santa, escucha, en la voz de tus fieles, los gemidos del Espíritu y, ya que anhela más ardientemente tu venida, alégranos con tu presencia y con la dulzura de tu amor de Esposo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén