Reflexión tranquila en el verano…


1. Toma tiempo para ti y haz revisión de vida.

2. ¿Cómo ha sido mi vida hasta ahora?

3. ¿De qué lado estoy? ¿Del de aquellos que están bien en la vida, o del lado de los que tienen alguna necesidad, de los que necesitan una palabra de consuelo, de quien es pobre y sufre?

4. ¿Cuál es mi opción fundamental? ¿Ser feliz por todos los medios? ¿Acumular bienes materiales? ¿Conseguir “estatus” social? ¿O ser bueno, comprensivo, dispuesto a ayudar y apoyar a quienes están en peor situación?

5. ¿Puedo tolerar los límites de los demás, a los aburridos, controlarme para no responder a las tonterías que escucho? ¿Puedo dejarlo pasar?

6. ¿Puedo perdonar de verdad, pasar página y no ser rehén de resentimientos y malos juicios?

7. ¿Puedo encontrar las palabras correctas cuando tengo que decir algunas verdades y llamar la atención sobre los errores o equivocaciones de otros que están relacionados conmigo? ¿O van directamente, agresivamente, humillando a la persona?

Sigue leyendo

San Lorenzo, diác.


El santo diácono es celebrado en la liturgia hispano-mozárabe
(p. e. calendario mozárabe de Córdoba, Calendario de Silos 3, et.)

***

Hoy recordamos a san Lorenzo
con esta magnífica catequesis del Hispalense
sobre los diáconos:

<El orden de los diáconos dio comienzo en la tribu de Leví. Mandó el Señor a Moisés que, después de la ordenación de Aarón como sacerdote y de sus hijos, de nuevo estableció que la tribu de Leví fuera elegida para el ministerio del culto divino y se consagrasen al Señor en sustitución de todos los primogénitos, y que sirviesen en el tabernáculo de dios en nombre de Israel, ante Aarón y sus hijos, vigilando en el templo día y noche que fuesen ellos los portadores del arca, del tabernáculo y de todos los vasos sagrados, que levantasen su campamento en torno al tabernáculo, que, en el traslado del tabernáculo, fuesen ellos los que lo desmontasen y de nuevo lo montasen (Núm. 3, 5-26).

Desde los veinticinco años arriba (Núm. 8, 24), se les manda servir en el tabernáculo, y tal regla la institucionalizaron los Santos Padres, apoyados en el Nuevo Testamento. En el Evangelio, cuando comenzaron, nos dicen esto los Hechos de los Apóstoles: <Los Doce Apóstoles convocaron la muchedumbre de los discípulos y dijeron: No es aceptable que abandonemos nosotros la predicación de la palabra de Dios y nos dediquemos a servir las mesas. ¿Qué os parece, hermanos? Escoged entre vosotros a siete varones de buena reputación, llenos del espíritu de sabiduría, a quienes encargaremos esta misión. Nosotros nos entregaremos a la oración y a la predicación de la palabra, y pareció bien a la asamblea la propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe y Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y a Nicolás, prosélito antioqueno. Los siete comparecieron ante los Apóstoles, y después de orar, les impusieron las manos. Crecía la palabra de Dios y se multiplicaba el número de los creyentes> (Act. 6,2-7).

Sigue leyendo

La fuerza de la Cruz:
rezando en agosto…

En la víspera del martirio de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)
una oración de Rahner; extracto de un artículo titulado:
«La presencia de la agonía de Jesús en nosotros»:

“Mis auténticas horas santas son las horas en que los afanes del cuerpo y del alma me pesan hasta aplastarme, las horas en que Dios me ofrece el cáliz de la amargura, las horas en que lloro mis pecados, las horas en que grito a tu Padre, Jesús, sin que aparentemente me escuche, las horas en que la fe se convierte en una tortura, la esperanza parece convertirse en desesperación, el amor parece estar muerto en mi corazón. Estas son las verdaderas horas santas de mi vida: las horas en que la gracia atrae misteriosamente a mi corazón hacia tu angustia en Getsemaní. Pero cuando estas horas se hagan más densas sobre mí, entonces ¡ten piedad de mí, Señor!

Cuando la angustia de tu Getsemaní se abata sobre mí, quédate cerca de mí. Dame la gracia de reconocer en ella tus horas santas, las de tu vida, las de Getsemaní. Hazme comprender entonces que ellas, en definitiva, no caen sobre mí como un ciego azar, por maldad humana o por un trágico destino, sino que son en cambio una gracia: la gracia de compartir tu suerte en el Monte de los Olivos.

Concédeme la gracia de decir: Sí. Sí a lo más amargo que existe, sí a todo, porque en tales horas todo, incluso las consecuencias de mis culpas, es querido por el Eterno Amor -bendito sea eternamente. Concédeme entonces la gracia de rezar, incluso si el cielo parece negro y cerrado, incluso si me sepulta el mortal silencio de Dios, incluso si todas las estrellas de mi vida están apagadas, incluso si la fe y la caridad parecen muertas en mi corazón, incluso si mis labios balbucean fórmulas de oración que resuenan como mentiras en mi corazón destrozado. Que la fría desesperación que quiere dar muerte a mi corazón, por tu gracia sea aún una oración, una confesión de tu amor. Que la impotencia paralizante de un alma en agonía, de un alma que ya no tiene nada a lo que agarrarse, sea aún un grito que sube hacia tu Padre. En ese momento -te lo digo aquí, arrodillado ante ti-, que todo se abisme y sea recubierto por tu agonía en el Monte de los Olivos.

Sigue leyendo

Domingo XIX del tiempo durante el año


<Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas>

Las oraciones vespertinas hispanas
inician con la oblación de la luz ante el altar
por parte del diácono.
Presentando la luz al altar, dice:
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo:
Luz y Paz. La comunidad responde:
Demos gracias a Dios.

***

Hoy, domingo, podemos recordar a santo Domingo de Guzmán, «un hombre que vive con alegría en la mesa en comunión con sus hermanos, reunidos en la misma vocación de predicar la Palabra de Dios».
Nació en Caleruega (Burgos) en 1170; profesor del Estudio General de Palencia y, luego, canónigo regular en la Catedral de Osma (Soria).
Para remediar los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa (Francia) la primera casa de su Orden de Predicadores. Tres años más tarde lo encontramos en Madrid estableciendo una comunidad.

Sigue leyendo

Transfiguración del Señor

Meditación sobre el misterio de la Transfiguración del P. Cantalamessa:

El segundo domingo de Cuaresma siempre se lee el episodio de la Transfiguración como preparación a la Pascua.
En Armenia y Siria esta fiesta o misterio luminoso se celebraba ya en el s. IV y V, respectivamente.
En Bizancio en torno al año 900.
En este mismo siglo X, la fiesta cristofánica aparece en España en el Martirologio de Vich.
El Papa Celestino III la introduce en el calendario general como recuerdo de la victoria sobre los otomanos del 22 julio 1456: batalla de Belgrado (Serbia) que «decidió el destino de la Cristiandad».
Una costumbre del día 6 de agosto era la bendición de las uvas (benedictio uvarum).

LECTURA: Marcos 9, 1-8 y par.

Hoy los antiguos calendarios hispanos
celebraron a los santos madrileños Justo y Pastor de Alcalá.
Huesca, Getafe y Madrid los recuerdan mañana.

Sigue leyendo

La Dedicación de la Basílica de Santa María, en Roma // Los Santos Justo y Pastor en Alcalá

Oramos con los ojos:
María y Tomás,
el ángel que eleva a María,
el sepulcro que huele a rosas…
Un lenguaje poético para explicar el misterio que vamos a celebrar.
***
En Oriente, hay Doce Grandes Fiestas a lo largo del año de la iglesia, sin contar Pascua, que está por encima de los demás días festivos. Estas son fiestas que celebran grandes eventos históricos en las vidas de Jesucristo o su Madre.
Tres están en el ciclo pascual:
Domingo de Ramos (el domingo antes de Pascua)
Ascensión (cuarenta días después)
Pentecostés (cincuenta días después)

Las otras grandes fiestas están en el ciclo fijo
(según los calendarios juliano y gregoriano):

Natividad de Theotokos – 21 de septiembre (8 de septiembre)
Elevación de la Santa Cruz – 27 de septiembre (14 de septiembre)
Presentación de Theotokos – 4 de diciembre (21 de noviembre)
Natividad del Señor – 7 de enero (25 de diciembre)
Teofanía del Señor – 19 de enero (6 de enero)
Presentación del Señor – 15 de febrero (2 de febrero)
Anunciación – 7 de abril (25 de marzo)
Transfiguración – 19 de agosto (6 de agosto)
Dormición de Theotokos – 28 de agosto (15 de agosto).

Sigue leyendo

Cristo es el Sumo Sacerdote

“Cristo Jesús, alfa y omega…
de tu trono emanan rayos y truenos,
ante él arden siete lámparas
y allí están los siete ángeles enviados de Dios;
siete estrellas brillan a la diestra del cordero
y ante él siete candelabros de oro”.

Del himno hispano-mozárabe Te centies mille legionum angeli 
en Hymnodia Gotica, pp. 88-89; Breviarium Gothicum, ff. 382-383.

+++

Hoy, fiesta de san Juan Mª Vianney, cura de Ars,
pedimos por nuestros pastores:
por su fidelidad, santidad y entrega
al servicio del Señor y al pueblo de Dios.

***

Sigue leyendo

Santa Lydia de Tiatira,
primera cristiana de Europa

En honor a esta gran mujer
podemos leer del Nuevo Testamento:
Hechos 16, ministerio de Pablo en Filipos.
Rezamos por las mujeres de toda Europa
y recordamos el papel de algunas mujeres
en el Antiguo Testamento:
Sara, Rebeca, Raquel y Lea -matriarcas bien conocidas-
fueron más que ayudantes de sus esposos.
La presencia de la jueza Débora fue trascendental para el ejército de Israel (Jueces 4:4).
¿Recordamos a Yael cuyo mosaico adorna
la cripta de la Basílica de la Dormición en Jerusalén?
Hay cinco profetisas en la Biblia hebrea:
Miriam (Éxodo 15:20), Débora, Hulda (2 Reyes 22:14), Noadias (Nehemías 6:14) y una mujer anónima (Isaías 8:3).
¿Sabías que algunas mujeres participaron en la reconstrucción de los muros de Jerusalén (Nehemías 3:12), construyeron ciudades (1 Crónicas 7:24); estuvieron presentes en las fiestas judías (Deuteronomio 12:12) y en los sacrificios (Deuteronomio 12:18)?
¿Podemos olvidarnos de Rahad, antigua prostituta de Jericó o de Rut, la moabita?
La lista sigue con otras santas mujeres del Nuevo Testamento…

***

Mosaicos con Yael:   Mosaicos con Yael

***

Sigue leyendo

San José y Santa María (Porciúncula)

Sueño de san José, J. Guiliani

***

El calendario copto recuerda hoy
al santo esposo de María, José el Justo.
En comunión con los cristianos de Egipto meditamos estas palabras del Papa:

«Con corazón de padre:
así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José».
Los dos evangelistas que evidenciaron su figura, Mateo y Lucas, refieren poco, pero lo suficiente para entender qué tipo de padre fuese y la misión que la Providencia le confió.

Después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo. Mis predecesores han profundizado en el mensaje contenido en los pocos datos transmitidos por los Evangelios para destacar su papel central en la historia de la salvación: el beato Pío IX lo declaró «Patrono de la Iglesia Católica», el venerable Pío XII lo presentó como “Patrono de los trabajadores” y san Juan Pablo II como «Custodio del Redentor». El pueblo lo invoca como «Patrono de la buena muerte»».

(Papa Francisco) 

Sigue leyendo