María creyó que la experiencia de Nazareth
no había sido un sueño.
Ella fue a comprobar el signo
a casa de Isabel, pariente lejano suyo.
Nosotros podemos afianzarnos en la fe
rezando así con estos venerables textos hispanos:
María creyó que la experiencia de Nazareth
no había sido un sueño.
Ella fue a comprobar el signo
a casa de Isabel, pariente lejano suyo.
Nosotros podemos afianzarnos en la fe
rezando así con estos venerables textos hispanos:
… del resto de mi vida
Hoy, con la liturgia hispana, podemos orar así:
<Dios de los ejércitos,
protector incansable de la Iglesia, tu esposa,
la que vivificas con los dones de tu gracia,
a través de tu gloriosa Virgen Madre,
Por su amorosa intercesión,
te pedimos que
nos concedas observar tus mandamientos
y que, con corazón puro,
tal como nos mandaste,
podamos orar desde la tierra diciendo:
Padre nuestro… >
Lo había dicho san Isidoro, obpo.
a comienzos del s. VII.
Dicen que la frase es de san Egon, el Godo.
El demonio es como un león nos ronda…
… pero no tememos.
Sabemos quien es el Vencedor:
¡el León de la tribu de Judá!
(cf. Ap 5, 5)
Pedimos hoy la gracia del Espíritu septenario
orando en Pentecostés:
<Dios todopoderoso,
es digno y justo proclamar conforme a las humanas fuerzas
los bienes recibidos de tu generosidad
y celebrar por siempre en esta conmemoración anual
el don de eterna salvación concedido a nuestros días.
¿Quién podrá callarse ante la llegada de tu Santo Espíritu
cuando por boca de tus Apóstoles hablan todas las lenguas
incluidas las más desconocidas?
Esto no lo dice san Fructuoso en la Regla,
ni está en las obras del hispalense;
tampoco aparece en las frases a recordar
de las <Madres mozárabes>,
ni en los cánones de los concilios Gotho-hispanos…
pero son de sentido común
y tienen una aplicación práctica
en la vida.