Preparando la fiesta de la Virgen del «Pilar»

Dios inefable anunció al principio del mundo
a la Inmaculada Virgen María
como misterio sacratísimo y prodigio celestial,
en el que la gracia va por delante de la naturaleza.
Todo lo que pudo concederle el Padre se lo concedió
y la llenó de gracia hasta donde convino,
para que desde el primer instante de su ser
ya fuera idónea,
para lo que desde la eternidad había sido elegida.

 

 

Dijo el eterno Padre al antiguo enemigo:
«Establezco enemistades entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya,
ella quebrantará tu cabeza».
Esta es la victoria de la Virgen,
este es el triunfo y el privilegio de María,
este es el mérito de Cristo.
Tus caminos, Señor, son la misericordia y la lealtad
haznos hijos por tu gracia.
R/. Amén.

 

Por tu misericordia, Dios nuestro,
en cuya presencia recitamos los nombres
de los santos Apóstoles y Mártires,
Confesores y Vírgenes.
R/. Amén.

 

(Oratio Alia, Misa de la Inmaculada Concep. de la B. V. María)