Oramos con este texto eucarístico del Rito de Milán (ambrosiano):
Realmente es algo bueno y justo
darte gracias, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Jesús, el Redentor, llamó a Santiago
del humilde trabajo de las redes,
y lo hizo pescador de hombres,
en orden a la salvación.
Él respondió al llamado divino
con pronta y fiel predisposición;
así mereció afrontar el tormento del martirio
y ser glorificado, antes que los demás apóstoles del Señor.
Por eso, Padre, nos unimos a él y a todos
los bienaventurados moradores del cielo,
para cantar tus alabanzas:
Santo, Santo, Santo…
***
***