Hemos proclamado abiertamente y nunca callaremos
que tu, oh Cristo, padeciste por la redención de los pecadores,
resucitaste para la salvación de los bienaventurados,
subiste al cielo en virtud del precio que pagaste,
y que volverás para ser juez de vivos y muertos.
Conscientes de todo eso, Señor,
te ofrecemos estos dones [eucarísticos] a fin de que, al recibirlos,
nos obtengan la salvación
y, por tu bondad, cuando llegue aquel día terrible
sea propicio para nosotros.
R/. Amén.
De una oración eucarística hispana
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