En la celebración eucarística la profesión de fe (Credo/Credimus)
nos hace confesar al Dios como Creador.
Esta fe, enseña el Papa, nos hace responsables de la creación.
Al comenzar un nuevo año recordamos el respeto a cada persona humana (Col. 1,16-17)
y uso responsable de la creación que hemos de cuidar (Gen 1, 18).
La Biblia nos enseña que la tierra será restaurada por Cristo (Rom. 8, 21).
La liturgia hispana canta poéticamente que con el fuego se recapitulará la creación,
con el Adviento (Parusía/venida) del Señor,
y habrá cielos nuevos y tierra nueva (2 Pedro 3,10).

Adorar la naturaleza sería idolatría.
Cuidar nuestro medio ambiente como Dios ha mandado,
es obediencia al designio divino.
Y porque el que es fiel en lo poco lo será en lo mucho (Lc 16,10)
ponemos atención a los pequeños detalles.
Ahí están los artículos de un solo uso:
utensilios desechables, tazas de café, pajitas de plástico, agua embotellada…
Los residuos de este tipo pueden tardar cientos o miles de años en descomponerse.
Están matando a la naturaleza:
aunque nos aseguren que se reciclan, muchos acaban en ríos, mares…
Por todas partes.
Para reducir el desperdicio y ahorrar dinero a largo plazo, pásate a los reutilizables.
Hay muchas alternativas a los artículos de plástico desechables que se adaptan a tu estilo de vida.
Es una manera concreta de vivir la austeridad propia del Adviento y
de prepararnos a vivir la Navidad de manera alternativa.
El espíritu de la Navidad es el Espíritu Santo.