Sábado de Adviento

Hoy celebramos a Santa Bárbara y a san Juan de Damasco.
De este último recordamos su doctrina mariana:

 “San Juan Damasceno (c. 675-c. 749), sacerdote y monje en el monasterio de San Sabas en Jerusalén, fue un profundo y prolífico teólogo, que ejerció una gran influencia sobre el pensamiento cristiano de Oriente y Occidente, al extremo de ser tenido como uno de los últimos Padres de la Iglesia greco-oriental. Uno de sus nada desdeñables méritos es el de haberse constituido en uno de los primeros y, en todo caso, el más valiente y decidido adalid en la defensa del culto a las imágenes durante la represión iconoclasta que, bajo la égida de los emperadores León III y Constantino V, arreció en el Imperio Bizantino durante los siglos VIII y IX.

Del inmenso y heterogéneo corpus doctrinal del Damasceno nos interesa abordar el tema de la muerte, la resurrección y la asunción de la Virgen María, a partir de lo que él mismo formula en tres homilías, pronunciadas en el huerto de Getsemaní, en el Monte de los Olivos de Jerusalén, lugar donde, según tradición secular, fue sepultada la Madre de Cristo. En esas tres homilías, recogidas por Jean-Paul Migne en Patrologiae cursus completus. Series Graeca, 2 el sabio pensador de Damasco desarrolla una compleja disertación retórica, destinada a justificar con argumentos escriturísticos, patrísticos y teológicos los tempranos escritos apócrifos y una presunta tradición oral jerosolimitana conocida como Historia Eutimiaca, la cual tiene como núcleo esencial un relato de Juvenal, arzobispo de Jerusalén.

Según dichos textos apócrifos la Virgen María murió y fue sepultada en Jerusalén, resucitó pocos días después por voluntad divina y subió al cielo en cuerpo y alma.

Esa tradición oral, designada como Transitus Mariae, se documenta hacia el siglo III, antes de confirmarse en múltiples textos un siglo más tarde”.

Cf. José María SALVADOR GONZÁLEZ,
La doctrina de San Juan Damasceno sobre la muerte y la asunción de María al cielo, 
y su posible influencia en las correspondientes iconografías medievales,
Eikón Imago 12 (2017 / 2) 139ss ISSN-e 2254-8718:

J. M. Salvador Glez. recoge la doctrina de los tres grandes sermones del monje de san Sabas:
Homilia I in Dormitionem B.V. Mariae. PG 96, 699-722;
Homilia II in Dormitionem B.V. Mariae. PG 96, 722-754; 
Homilia III in Dormitionem B.V. Mariae. PG 96, 754-762.

Según Pierre Voulet, San Juan Damasceno pronunció esas tres homilías el mismo día 15 de agosto, fecha que. ya desde el siglo V, había sido fijada como fiesta de la muerte o “memoria” de la Virgen, antes de ser, desde el siglo siguiente, designada como la fiesta de la Dormición.

(Cf. P. VOULET, “Introduction”, 
en S. JEAN DAMASCÈNE, 
Homélies sur la Nativité et la Dormition
París 1961, p. 9). 

Voulet afirma que desde el siglo V en Oriente se celebraba el 15 de agosto la fiesta de la Dormición, Traslación, Tránsito o Asunción de la Virgen María, sustituyendo con esas denominaciones la fiesta de la “memoria” de la Virgen (en recuerdo de su muerte), celebrada ese mismo día.

Esta fiesta mariana se celebraba en ámbito celta-galicano el 18 de enero.

De la Biblia de San Isidoro (León)

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