Una comprensión adecuada de la doctrina de la Iglesia sobre los Santos
sólo es posible dentro del ámbito más amplio de los artículos de la fe
relacionados con dicha doctrina:
– la «Iglesia, una, santa, católica y apostólica», santa por la presencia en ella de «Jesucristo, el cual, con el Padre y el Espíritu Santo es proclamado el solo santo»; por la actuación incesante del Espíritu de santidad; porque está dotada de medios de santificación. La Iglesia, pues, aunque comprende en sí a pecadores, está «ya en la tierra adornada de una verdadera, si bien imperfecta, santidad»; es el «pueblo santo de Dios», cuyos miembros, según el testimonio de las Escrituras son llamados «santos» (cfr. Hech 9.13; 1 Cor 6,1; 16,1).
– La «comunión de los santos», por la que la Iglesia del cielo, la que tiende a la purificación final «en el estado llamado Purgatorio» y la que peregrina sobre la tierra, están en comunión «en la misma caridad de Dios y del prójimo»; de hecho, todos los que son de Cristo, al tener su Espíritu, forman una sola Iglesia y están unidos en Él.
– La doctrina de la única mediación de Cristo (cfr. 1 Tim 2,5), que no excluye otras mediaciones subordinadas, las cuales se realizan y ejercen dentro de la absoluta mediación de Cristo.