Vigilia de la fiesta de la Presentación del Señor 


Esta fiesta siempre ha tenido un marcado carácter popular. Los fieles, de hecho:
– participan en la procesión conmemorativa de la entrada de Jesús en el Templo y de su encuentro, ante todo con Dios Padre, en cuya morada entra por primera vez, después con Simeón y Ana. Esta procesión, que en Occidente había sustituido a los cortejos paganos licenciosos y que era de tipo penitencial, posteriormente se caracterizó por la bendición de las candelas, que se llevaban encendidas durante la procesión, en honor de Cristo «luz para alumbrar a las naciones» (Lc 2,32);
– son sensibles al gesto realizado por la Virgen María, que presenta a su Hijo en el Templo y se somete, según el rito de la Ley de Moisés (cfr. Lv 12,1-8), al rito de la purificación; en la piedad popular el episodio de la purificación se ha visto como una muestra de la humildad de la Virgen, por lo cual, la fiesta del 2 de febrero es considerada -con frecuencia- la fiesta de los que realizan los servicios más humildes en la Iglesia.

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