Para conocer algo de historia…

Celebración de san Pelayo en Oviedo (2019)

«Al entregar el Señor a su querida Esposa, la Iglesia, en la última cena, el sacrificio memorial de su Pascua, mandó a sus Apóstoles y a sus Sucesores que lo ofrecieran para actualizar el misterio de la Redención del género humano. La Iglesia, extendida de Oriente a Occidente, se ha mostrado siempre fiel en el cumplimiento del mandato del Señor.

La manera propia y peculiar con que cada Iglesia ha verificado el mandato del Señor de celebrar el memorial eucarístico, ha quedado plasmado en lo que hoy llamamos Ordo Missæ. Fundamentalmente idéntico, varía, no obstante, de un Rito a otro Rito, manifestando al mismo tiempo la unidad y la catolicidad de la Iglesia de Cristo.

Las Iglesias de la Hispania Romana interpretaron el mandato del Señor de celebrar la Eucaristía según su propia personalidad e idiosincrasia, forjada en la aceptación de la Tradición que a su vez transmitieron a las generaciones posteriores. De esta manera se fue elaborando el Ordo Missæ propio de las Iglesias de España y con el Ordo Missæ, todo el conjunto del Rito llamado visigótico o hispano-mozárabe.

Sigue leyendo

San Isidoro y los diáconos

 

Hoy recordamos a san Lorenzo
con esta magnífica catequesis del Hispalense
sobre los diáconos:

<El orden de los diáconos dio comienzo en la tribu de Leví. Mandó el Señor a Moisés que, después de la ordenación de Aarón como sacerdote y de sus hijos, de nuevo estableció que la tribu de Leví fuera elegida para el ministerio del culto divino y se consagrasen al Señor en sustitución de todos los primogénitos, y que sirviesen en el tabernáculo de dios en nombre de Israel, ante Aarón y sus hijos, vigilando en el templo día y noche que fuesen ellos los portadores del arca, del tabernáculo y de todos los vasos sagrados, que levantasen su campamento en torno al tabernáculo, que, en el traslado del tabernáculo, fuesen ellos los que lo desmontasen y de nuevo lo montasen (Núm. 3, 5-26).

Desde los veinticinco años arriba (Núm. 8, 24), se les manda servir en el tabernáculo, y tal regla la institucionalizaron los Santos Padres, apoyados en el Nuevo Testamento. En el Evangelio, cuando comenzaron, nos dicen esto los Hechos de los Apóstoles: <Los Doce Apóstoles convocaron la muchedumbre de los discípulos y dijeron: No es aceptable que abandonemos nosotros la predicación de la palabra de Dios y nos dediquemos a servir las mesas. ¿Qué os parece, hermanos? Escoged entre vosotros a siete varones de buena reputación, llenos del espíritu de sabiduría, a quienes encargaremos esta misión. Nosotros nos entregaremos a la oración y a la predicación de la palabra, y pareció bien a la asamblea la propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe y Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y a Nicolás, prosélito antioqueno. Los siete comparecieron ante los Apóstoles, y después de orar, les impusieron las manos. Crecía la palabra de Dios y se multiplicaba el número de los creyentes> (Act. 6,2-7).

Sigue leyendo

Santo Domingo,
predicador de la Palabra divina

En torno al 1218 llega Santo Domingo de Guzmán a Madrid
donde funda el convento que, después, llevará su nombre.
Santo Domingo el Real sería uno de los conjuntos conventuales más importantes del Madrid medieval.
Una estación de Metro, una plaza, una cuesta, una calle y una parroquia -además de las comunidades dominicas-
recuerdan la presencia del fundador de la Orden de Predicadores.
 

 

El Convento de Santo Domingo consiguió resistir numerosos conflictos bélicos.
Los franceses lo usaron como Cuartel General; con los invasores se llegó a incendiar su preciado archivo. 
Desgraciadamente este tesoro de Madrid, en 1869, un año después de <la Gloriosa> sucumbió a la piqueta. 
Los planes desamortizadores del Estado acabarían con él y las monjas dominicas expulsadas.
Hoy el Convento de Santo Domingo se alza en la calle Claudio Coello, 112. 

 

Santos niños Justo y Pastor

Dibujo de mediados del s. XX

La tierra madrileña celebra a dos escolares mártires (7 y 9 años).
La fe cristiana daba frutos maduros ya en el s. III.

 

Sus nombres -Justo y Pastor-
son recordados en cada misa del Rito Visigótico (Dípticos).

 

Pedimos hoy por la trasmisión de la fe en nuestras familias.
Huesca, Alcalá e, incluso, Narbona en Francia
celebran la memoria de su triunfo en estos días de agosto.

 

¡El Salvador!

Nunca me cansaría de hablar de Él;
él es la luz, la verdad, más aún,
el camino, la verdad y la vida;
él es el pan y la fuente de agua viva,
que satisface nuestra hambre y nuestra sed;
él es nuestro pastor,
nuestro guía, nuestro ejemplo,
nuestro consuelo, nuestro hermano.

Él, como nosotros y más que nosotros,
fue pequeño, pobre, humillado,
sujeto al trabajo, oprimido, paciente.

Por nosotros habló,
obró milagros,
instituyó el nuevo reino
en el que los pobres son bienaventurados,
en el que la paz es el principio de la convivencia,
en el que los limpios de corazón
y los que lloran son ensalzados y consolados,
en el que los que tienen hambre de justicia
son saciados,
en el que los pecadores pueden alcanzar el perdón,
en el que todos son hermanos.

¡Éste es Jesucristo!

Publicaciones en inglés (!)
sobre el mundo visigótico y mozárabe

Martínez Jiménez, J. – I. Sastre de Diego – C. Tejerizo García,
The Iberian Peninsula between 300 and 850. An Archaeological Perspective. 
Amsterdam 2018: Amsterdam University Press.
ISBN 9789089647771

 

The vast transformation of the Roman world at the end of antiquity has been a subject of broad scholarly interest for decades, but until now no book has focused specifically on the Iberian Peninsula in the period as seen through an archaeological lens. Given the sparse documentary evidence available, archaeology holds the key to a richer understanding of the developments of the period, and this book addresses a number of issues that arise from analysis of the available material culture, including questions of the process of Christianisation and Islamisation, continuity and abandonment of Roman urban patterns and forms, the end of villas and the growth of villages, and the adaptation of the population and the elites to the changing political circumstances.

¿Están de moda las “obras de misericordia”?

 

Según FAO, en la actualidad más de 820 millones de personas sufren hambre en el mundo y, además, el número de víctimas ha crecido por tercer año consecutivo. El escalofrío que producen estas cifras se eleva a indignación cuando se cruzan con los datos de la comida desperdiciada diariamente en el mundo. Algunos estudios, como el publicado por Tristram Stuart en su libro Despilfarro, aseguran que la comida que se tira a diario en el planeta es más de la que podrían consumir los hambrientos.

Sobreproducimos y desechamos. Así de absurdo.

Cada año en Europa se desperdician 89 millones de toneladas de alimentos valorados en 143.000 millones de euros. En el caso de España, cada familia arroja a la basura una media de 76 kilos de comida al año.

Un lema en cada hogar podría ser. “Aquí no se tira nada: se recicla o se comparte”

Esther, figura de María

Cuando peregrinamos a Tierra Santa evocamos las figuras de las santas mujeres cuyas alabanzas canta la Escritura. Allí, no pocas veces, uno se maravilla de la poca formación de algunos jóvenes.

En torno a la imagen de la Dormición de María (Basíl. Santa Sión) se encuentran los mosaicos de algunas mujeres. No todos saben identificarlas y, menos aún, decir algo sobre ellas.

En estos días de agosto, antes de la solemnidad de la Asunción podemos recordarlas.

He vuelto al libro de «Historia Sagrada» que leíamos en la catequesis. De allí copia esta historia para que Ester y Mardoqueo sean, otra vez, parte de nuestra propia historia:

«No todos los hebreos volvieron a Jerusalén, sino que algunos se quedaron viviendo con los persas. Entre ellos estaba una joven llamada Ester, que se quedó con su tío Mardoqueo.

El rey de los persas se llamaba Asuero. Un día fue Ester a la corte y Asuero, al verla, se enamoró de ella y se casaron. Ester no dijo que era judía. Pero resulta que Amán, favorito del rey, como era muy orgulloso, mandó que todo el mundo se arrodillara ante él y Mardoqueo se negó a hacerlo.

Sigue leyendo

El Evangelio de Lucas en 2019

Este año 2019 -en el ciclo anual litúrgico de lecturas-
se denomina «Año C» o «Año de san Lucas»
porque este Evangelista se lee de manera casi continuada
durante todos los domingos del año.
Lucas (Lc) es uno de los tres evangelios sinópticos.
La mayoría de lo que Marcos relató lo asumió Lucas
que coincide, además, con Mateo en todos los capítulos
del «Sermón de la montaña».
Tiene un estilo propio. ¿Lo reconocemos?
Una pregunta que podemos hacernos es esta:
¿hemos leído
-personalmente y de manera continuada-
 este tercer evangelio?
Podría ser un estupendo PROPÓSITO para
este mes de agosto.

Sigue leyendo