Ocho de septiembre ’21

El Nacimiento de la Virgen es una de las fiestas marianas del calendario romano de la Iglesia católica.

Se celebra el 8 de septiembre, nueve meses después de la dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen (8 de diciembre).

La fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María es conocida en Oriente desde el siglo VI.

Fue fijada el 8 de septiembre, mes con el que se abre el año litúrgico bizantino, que se cierra con la Dormición, en agosto.

En Occidente fue introducida hacia el siglo VII en el pontificado de Sergio I y celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.

En el año 722 el papa Gregorio II instituyó la vigilia de la Natividad de nuestra Señora (7 sept.).

En 1243 Inocencio IV instituyó la octava (15 sept.).

El himno A solis ortu se ha cantado en el Rito hispano en esta fecha:

Desde que alborea el sol,
hasta que llega al ocaso
a Cristo, príncipe cantamos,
de María Virgen engendrado.
El poderoso Autor del mundo,
se vistió de humilde cuerpo,
liberando la carne de la carne,
no pereciese el proyecto.
Sellado el vientre de la madre,
irrumpe la gracia del cielo,
crece el vientre de la joven,
no conocía el misterio.
La morada de un seno puro,
de improviso se hace templo divino,
inmune al no conocer varón,
por la palabra concibió al Hijo.
Se esfuerza la que va a ser madre,
a quien Gabriel había anunciado,
a quien, llevando en el seno materno,
Juan oculto había atisbado.
Se hace accesible la entrada de Cristo
llena de toda gracia,
pasa el rey, y permanece,
como estuvo por los siglos cerrada
El hijo del Padre eterno
salió del seno de la Virgen,
Esposo, Redentor, Fundador
y de su Iglesia el más grande.
Honor y gozo de la Madre
esperanza ilimitada de los fieles,
bebió la copa de la muerte
para destruir nuestro pecado.
Glorificado sea el Padre
que, con tanta gloria como su Hijo,
junto con el Espíritu Paráclito
reina por todos los siglos.

   Amén. (versión de M. Ramos Pérez)

 

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