El nicho litúrgico

 

El <nicho> es un elemento de la arquitectura religiosa visigótica, aunque de prototipo bizantino. Parece que hizo su aparición en la pujante Emerita de finales de la sexta centuria: la Mérida lusitana, colonia de comerciantes sirios y sede de los obispos griegos Paulo y Fidel. El <nicho>, desde la capital de Lusitania, se extenderá por todo el reino de Hispania. El estudio de este precioso elemento muestra que los nichos forman parte de un programa iconográfico eclesial junto con los canceles de tema <avenerado> o con flores de lis, con triple crismón o con el árbol de la Vida. 

El <nicho> prototípico es el emeritense donde aparece el Crismón gemado del que penden las letras apocalípticas Alfa y Omega. Esta iconografía presenta una similitud con los ladrillos visigóticos decorados con una menorah o candelabro de siete brazos que en el cristianismo simboliza el Espíritu septiforme y la universalidad de la Iglesia. Los dos motivos arborescentes que flanquean al crismón y parecen rendirle homenaje parecen palmeras -árbol de la vida paradisíaco- aunque, también, podrían aludir a los dos olivos de la profecía de Zacarías (4,3-11). Su presencia, con todo, evoca a los dos serafines que custodiaban el Arca de la alianza en el Templo de Jerusalem. 

Este <nicho>, a manera de cátedra, recuerda el Trono (Etimasia) que espera la parusía o segunda venida del Señor (Sal 9,7). 

Asimismo, la imagen de lirios flanqueando la cruz es una típica composición en la decoración visigótica. El lirio o flor de lis es la esquematización del árbol de la vida y se asimila con la misma Cruz. Por otra parte, la flor trilobulada es ya una alusión al misterio divino trinitario (cf. Conc. Tol. xvii, c. 1). 

 

Cf. La escultura de época visigótica en la Comunidad de Madrid  
(J. Morín de Pablos / R. Barroso Cabrera) 

 

Santa María de Bendones (Asturias)

 

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En la víspera de la Natividad de María…