El Padrenuestro y los siete amenes…

En la Misa en Rito hispano celebrada cada semana en Madrid se canta la oración del Señor y el pueblo responde a cada una de las siete peticiones del padrenuestro con el canto <Amén>; asimismo, durante esta plegaria, puede orar con las manos extendidas in modum crucis.

En todas las liturgias, orientales y occidentales, la recitación solemne del Padrenuestro está claramente relacionada con el acto de la comunión: es, sin duda alguna, el elemento que más ayuda a los fieles a recibir la Eucaristía.

El Catecismo recuerda que el Señor confió a sus discípulos y a su Iglesia la oración cristiana fundamental… San Mateo presenta una versión desarrollada con siete peticiones (cf Mt 6, 9-13).

La tradición litúrgica de la Iglesia ha conservado el texto mateano (cf. n. 2759). Y, añade, que de la fe inquebrantable “brota la esperanza que suscita cada una de las siete peticiones. Estas expresan los gemidos del tiempo presente, este tiempo de paciencia y de espera” (n. 2772). “El Espíritu filial hace surgir de nuestros corazones siete peticiones, siete bendiciones.

Las tres primeras, más teologales, nos atraen hacia la Gloria del Padre; las cuatro últimas, como caminos hacia Él, ofrecen nuestra miseria a su gracia” (n. 2803).

Para concluir: “Con el “Amén” final expresamos nuestro “fiat” respecto a las siete peticiones: <Así sea>” (n. 2865).

La tradición hispana, representada por Isidoro de Sevilla -en la época visigótica- y Beato el Lebaniense -en tiempos mozárabes- había subrayado la misma idea

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