María es verdaderamente Madre de Dios
porque es la madre de Jesús (Jn 2, 1; 19, 25).
En efecto, aquél que fue concebido por obra del Espíritu Santo
y fue verdaderamente Hijo suyo,
es el Hijo eterno de Dios Padre.
Es Dios mismo.
(Compendio del Cat. 95)
AUDICIÓN en este día mariano, conclusión de la octava de Navidad:
Ave maris Stella
La zarza ardiente: figura de María
Análisis del icono de la Madre de Dios «La zarza no consumida»