El Hijo de María


«Ante la actual evolución del mundo,
son cada día más numerosos los que se plantean
o los que acometen con nueva penetración las cuestiones más fundamentales:
¿Qué es el hombre?
¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte,
que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía?
¿Qué valor tienen las victorias logradas a tan caro precio?
¿Qué puede dar el hombre a la sociedad?
¿Qué puede esperar de ella?
¿Qué hay después de esta vida temporal?

Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos,
da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo,
a fin de que pueda responder a su máxima vocación,
y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre
en el que haya de encontrar la salvación.

Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana
se hallan en su Señor y Maestro.

Afirma además la Iglesia que bajo la superficie de lo cambiante
hay muchas cosas permanentes,
que tienen su último fundamento en Cristo,
quien existe ayer, hoy y para siempre».
(GS 10)

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