Pascua del Rey


Oh Rey perpetuo de los elegidos,
oh Creador que todo lo creaste,
oh Dios en quien el Hijo sempiterno
es desde antes del tiempo igual al Padre.

Oh tú que, sobre el mundo que nacía,
imprimiste en Adán tu eterna imagen,
confundiendo en su ser el noble espíritu
y el miserable lodo de la carne.

Oh tú que ayer naciste de la Virgen,
y hoy del fondo de la tumba naces;
oh tú que, resurgiendo de los muertos,
de entre los muertos resurgir nos haces.

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Martes Santo ’24

Oramos cada día, tres veces, con la oración del Señor:

Padre nuestro que estás en el cielo; santificado sea tu nombre
R/. Amén.

Venga a nosotros tu reino
R/. Amén.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
R/. Amén.

Danos hoy nuestro pan de cada día
R/. Amén.

Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
R/. Amén.

No nos dejes caer en la tentación
R/. Amén.

Y líbranos del mal
R/. Amén.

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Domingo de Ramos 2024


Parroquia Ntra. Sra. del Carmen 2024 (El Plantío/ Madrid).

***
La expresión Hosanna que los niños hebreos cantaron
al entrar Jesús en Jerusalén resuena en el Sanctus de la Misa;
casi en el corazón de la Plegaria eucarística.

«El canto del Sanctus cristiano
añadió la aclamación
Benedictus qui venit in nomine Domini,
del Salmo 117, 26, transferido al ambiente
de la presentación mesiánica de Jesús en Jerusalén.
El verso del Salmo 117 arrastra consigo
el Hosanna,
según las varias versiones de los evangelistas.
En la primera parte del texto del Sanctus,
nuestra vieja liturgia modificó la expresión
gloria eius (los cielos y la tierra están llenos de SU GLORIA)
en
gloria maiestatis tuæ…
(los cielos y la tierra están llenos de LA MAJESTAD DE TU GLORIA)
Esto da al canto un acento cristológico.
[La oración se dirige al mismo Cristo: tu gloria…]

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Preparando el misterio de la Pasión del Señor

Con gran solemnidad celebramos hoy el inefable y gran sacramento de la pasión del Señor. En verdad, éste se nos presenta diariamente, sea cuando participamos de la mesa del altar, sea en nuestra boca y en nuestra frente; esto es debido a que, evocado continuamente por medio de los sentidos corporales, permanece siempre presente en nuestro corazón.
Pero esta solemnidad anual empuja mucho más a nuestra mente a recordar un acontecimiento tan grande, y así, aquello que hace tantos años fue cometido por la impiedad de los judíos en un preciso lugar y fue espectáculo para sus crueles ojos, ahora es mirado en el mundo entero’ con ojos de fe como si ocurriera hoy mismo.
Si entonces aquellos miraban satisfechos el resultado de su crueldad, con mayor alegría revivimos en nuestros corazones con la ayuda de la memoria aquello que con devoción creemos. Si ellos observaban con placer el fruto de su iniquidad, con cuánta más alegría recordaremos nosotros el fruto de nuestra salvación. Porque en aquel mismo acontecimiento, mientras se resaltaban las maldades que ellos cometían, venían canceladas aquellas que nosotros cometeríamos en el futuro. Por eso, mientras detestamos las infamias que se cometieron entonces, nos alegramos de que allí fueran perdonadas las nuestras. Ellos autores de iniquidad, nosotros celebradores de esta solemnidad; ellos preparados para herirle, nosotros para obedecerle; ellos miraban insultando, nosotros nos postramos adorando.

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