Corazón de Cristo

 

VERDADERAMENTE es justo y necesario,
equitativo y saludable,
que te demos gracias siempre y en todo lugar Señor,
Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno
que quisiste que tu Unigénito colgado en la cruz
fuese atravesado por la lanza del soldado,
para que su Corazón abierto,
santuario de la generosidad divina,
derramara sobre nosotros torrentes de gracia y misericordia;
y ya que nunca cesó de arder por amor nuestro,
fuera descanso para los que te aman
y, para los que se arrepienten,
refugio siempre abierto de salvación.
Por eso, con los Ángeles y los Arcángeles,
con los Tronos y Dominaciones,
y con toda la milicia del ejército celestial,
cantamos el himno de gloria, diciendo sin cesar:

Santo…

(Antiguo Prefacio de la solemnidad
del Sagrado Corazón de Jesús)

 

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