Plegaria eucarística de la fiesta de san Pelayo, mr.
(Rito hispano-mozárabe)

 

Es justo, Dios todopoderoso,
es en verdad hermoso y santo,
es muy necesario y siempre muy conveniente
para nosotros darte gracias
por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Por quien este santo mártir Pelayo
no se dejó arrastrar en el torbellino de los pecados
ni cedió a la ignominia de los placeres,
sino que se mantuvo siempre intrépido
quién, ya antes del martirio,
te servía con espléndido vigor.
Nacido en la región occidental,
era Galicia la tierra de sus antepasados,
pero fue en Córdoba dónde, por permisión de Cristo,
sufrió nobilísimo martirio.
Y dado que, por oculto y secreto designio de Dios,
los elegidos son llevados al cielo por diversos caminos,
por una serie de razones y coincidencias
le tocó a este tu mártir, nuestro patrono,
padecer en su cuerpo precisamente en la ciudad de Córdoba,
para gloria de la misma.

 

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