Los cristianos no hemos perdido el profetismo,
además,
aprendemos a perdonar al que comete el pecado
y acogemos al pecador.
No olvidemos a las madres que han abortado:
su acogida es la mejor profecía.
Los cristianos no hemos perdido el profetismo,
además,
aprendemos a perdonar al que comete el pecado
y acogemos al pecador.
No olvidemos a las madres que han abortado:
su acogida es la mejor profecía.