Gloria en el cielo y paz en la tierra:
ángeles y pastores




Los ángeles, seres espirituales personales, son servidores y mensajeros de Dios: contemplan el rostro del Padre celeste (cf. Mt 18, 10) y atentos a la voz de su palabra hacen su voluntad (cf. Sal 103, 20). El icono de la Natividad muestra la relación de estas criaturas celestes con Cristo, el Señor.

En efecto, desde la Encarnación la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce «a su Primogénito en el mundo, dice: «adórenle todos los ángeles de Dios»» (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en los campos de Belén por el nacimiento del Salvador no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: «Gloria a Dios…» (Lc 2, 14). Son ángeles quienes anuncian la Buena Nueva de la Encarnación (cf. Lc 2, 8-14) como, luego, lo harán con la Resurrección (cf. Catecismo 328ss).

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