Mirar y respetar la creación:

propósito de este verano recién comenzado

 

El hombre,
redimido por Cristo y
hecho en el Espíritu Santo nueva creatura,
puede y debe amar las cosas creadas por Dios.
Pues de Dios las recibe,
y las mira y respeta
como objetos salidos de las manos de Dios.

Dando gracias por ellas al Bienhechor
y usando y gozando de las creaturas
con pobreza y libertad de espíritu,
el hombre entra de veras en posesión del mundo,
como quien nada tiene y es dueño de todo.

(GS 37)