Comenzamos con toda la Iglesia la ascensión hacia la montaña de la Pascua.
Invocamos a los santos
que nos acompañan en la lucha contra la serpiente antigua, Satanás.
Contamos en esta tarea con la fuerza del Espíritu Santo,
presente en la palabra de Dios y en los sacramentos de la Iglesia.
Puedes hoy componer tu propia letanía
con los santos que acompañan tu vida de fe:
es un buen ejercicio de oración haciendo una oración de intercesión
por toda la Iglesia, las misiones, los pecadores, los catecúmenos,
los pobres, los enfermos, la familia, los amigos, etc.
Con los santos pedimos nuestra conversión
para ser auténticos instrumentos de la paz del Señor.
La Cuaresma es un tiempo de ayuno: sentimos hambre de Cristo mismo.
En la liturgia hispana durante la comunión eucarística se cantan antífonas
que contemplan a Cristo como Pan de Vida (cf. Juan 6).
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