Mañana, en la Misa de Rito hispano-mozárabe

Oramos por los que mañana (22 oct. D.m.) recibirán la CRUZ
de la Asociación Hispano-Mozárabe <Gothia>
al finalizar la misa de 19 h. en la madrileña Basílica de la Concepción.

 

Esta CRUZ conjuga tanto el cuadrado como el círculo.

 

Aquí, el cuadrado -expresión de la creación-
está dentro del círculo divino creador.
En las líneas del cuadrado se expanden
trenzándose con el círculo
para formar el signo santo de la cruz:
es el lenguaje de la Encarnación.

 

Estas formas entrelazadas,
comunes con el mundo céltico,
se encuentran por doquier
en la decoración de los manuscritos mozárabes
denominados «beatos».

 

Mañana es la fiesta de san Juan Pablo II

En la fotografía la Misa en Rito Hispano-Mozárabe del día de la Ascensión de 1992 en San Pedro.
Era la primera misa en nuestra venerable liturgia celebrada por un papa de Roma.

 

En la catedral primada de Toledo se celebra cada día.
En las parroquias mozárabes toledanas podemos participar cada domingo.
En Madrid, mañana martes, a las 19 h. en la Basílica de La Concepción.

 

Cartagena, Córdoba, León, Mérida, Salamanca, Segovia, Sevilla, etc. tienen celebraciones en días señalados del calendario hispano.

 

Octubre misionero: DOMUND

<Gothia> existe para difundir la Buena Noticia de Jesús porque, la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A comienzos del tercer milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio.

Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios:

«Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16). Cf. RM 1

 

Religiosidad popular

 

«La piedad popular no puede ser ni ignorada ni tratada con indiferencia o desprecio, porque es rica en valores, y ya de por sí expresa la actitud religiosa ante Dios; pero tiene necesidad de ser continuamente evangelizada, para que la fe que expresa, llegue a ser un acto cada vez más maduro y auténtico.
Tanto los ejercicios de piedad del pueblo cristiano, como otras formas de devoción, son acogidos y recomendados, siempre que no sustituyan y no se mezclen con las celebraciones litúrgicas.
Una auténtica pastoral litúrgica sabrá apoyarse en las riquezas de la piedad popular, purificarla y orientarla hacia la Liturgia, como una ofrenda de los pueblos» (VQA 18).

 

La «moda europea» o franco-romana y el Rito de los mozárabes

«Legados del papa Alejandro II impusieron la sustitución del antiguo Rito por el Rito romano en el monasterio de San Juan de la Peña (1071).

El papa san Gregorio VII obtuvo, después de la implantación del Rito romano en Leyre (1076), que el rey Alfonso VI convocara el Concilio de Burgos (1080), en el que [por una mayoría de obispos franceses] se decretó la abolición del Rito «gótico» en los reinos de Castilla y de León.

 

Los que, hallándose en la España ocupada por los árabes, querían permanecer fieles a la religión de sus padres, para poder celebrar el culto cristiano o participar en él, tenían que pagar un tributo especial a las autoridades locales. Estos recibieron el nombre de «mozárabes».

 

Al liberar la ciudad de Toledo (1085), el rey Alfonso VI concedió a los mozárabes, en reconocimiento a sus méritos, el privilegio de poder seguir celebrando el antiguo Rito hispánico en las seis parroquias que entonces existían en Toledo».

 

(Prenotandos del Misal Hisp-Moz, nn. 13s)

 

Cuatro ríos

«La Iglesia, a la manera del Paraíso,
contiene entre sus muros árboles cargados de frutos.
Riega los árboles con cuatro ríos,
que son los cuatro evangelios,
por medio de los cuales dispensa la gracia del bautismo
mediante una efusión celestial y saludable».
(S. Cipriano de Cartago, Epist. 73,10)

La relación de la Iglesia en España
con las comunidades cristianas del Norte de África
se puso de manifiesto ya en el s. III.

La oración a la hora de encender la luz

«Las Vísperas señalan el fin del Oficio diurno y el ocaso de la luz; a ejemplo del Antiguo Testamento es celebración solemne. Era costumbre de los antiguos ofrecer a esta hora los sacrificios y perfumar el altar con aromas e incienso (Éx 29,41); testigo de ello es aquel cantor de himnos, desempeñando el regio y sacerdotal servicio, al decir: “Suba mi oración en tu presencia, el levantar de mis manos, sacrificio vespertino” (Sal 140,2).

También en el Nuevo Testamento, a la misma hora Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, cuando cenaban los Apóstoles, les entregó el misterio de su Cuerpo y de su Sangre, para que a la hora misma del sacrificio significase el ocaso del mundo; por lo cual, en honor y memoria de tan altos sacramentos es justo que nosotros en esas horas nos presentemos ante la mirada de Dios y cantemos, dándole el culto de nuestras oraciones, ofreciéndoles el sacrificio y, al mismo tiempo, gocemos en sus alabanzas. El oficio vesperal recibe el nombre de la estrella llamada “Vespertina”, que aparece a la puesta del sol».

(S. Isidoro, Sobre los Oficios)

Santa Teresa de Jesús

Dios y Señor nuestro, 
Tú, que enseñaste a Teresa a encontrar en Cristo la fuente de la vida verdadera,
haz que, escuchando al que es la Palabra, lleguemos a beber el agua de la vida eterna.
Tú, que diste a Teresa en Cristo libro vivo y camino de santidad,
ayúdanos a descubrir a Cristo en la oración, para que, unidos a Él,
recorramos el camino de perfección hasta la meta.
Tú, que con Cristo y el Espíritu Santo pones tu morada en cuantos te aman
y cumplen tu palabra,
 haznos cada día más sensibles a la caridad
 que se ha derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo.
Tú, que has hecho de Cristo cabeza y fundamento de la Iglesia,
haz que, enraizados en la fe y en el amor, vivamos y muramos,
como la santa del Carmelo, al servicio de la Iglesia.
Tú, que has glorificado a Cristo, sentándolo a tu derecha como nuestro mediador,
concede a nuestros hermanos difuntos que reinen con él eternamente. Amén.

 

Por la misericordia de Dios, nuestro Dios,
que es bendito y vive y todo lo gobierna
por los siglos de los siglos. R/. Amén.

***
 
Santa Madre Teresa, luz de la Iglesia santa,
enséñanos el camino de la perfección 
para que lleguemos con Cristo a las moradas eternas.
***

 

Por la Iglesia y por el mundo

Acoge, Señor, las oraciones,
que presentamos ante tu altar.
Dígnate aceptar la humildad de nuestra confesión
dado que, día y noche, pedimos con insistencia,
oh Dios, la piedad de tu gran misericordia:
por tu Iglesia católica,
para que te dignes protegerla de todo mal;
por los que nos gobiernan,
para que puedan asegurar la paz y la justicia;
por los obispos, para que, en el ejercicio de sus funciones,
se vean libres de las insidias del enemigo;
por los ministros de la Iglesia y por todo el pueblo,
para que, por tu gran misericordia, Señor,
te dignes librarlos de cualquier adversidad;
por las almas de los fieles que descansan en paz,
para que obtengan el perdón de sus pecados;
y, para que la salud acompañe a todos los vivos,
por intercesión de los santos.

 

R/. Amén.

 

Porque tú eres la vida de los que viven,
la salud de los enfermos,
y el descanso de todos los fieles difuntos
por todos los siglos de los siglos.

 

R/. Amén.(PN, dom XV cot.)

 Cada MARTES podemos rezar con oraciones como esta
-de nuestra antigua y venerable liturgia hispana-
en la Basílica de la Concepciòn de Ntra, Sra. (19 h)
en Madrid, c/ Goya 26 (Metro: Velázquez).

 

El himno «Gloria in excelsis»

Entre los ritos introductorios de las misas festivas se encuentra el <Gloria>.

 

«Algunas liturgias orientales adoptaron el poema cristológico del siglo II <Gloria in excelsis> como himno del oficio matutino.

 

Por sus dos versículos iniciales, el Rito romano lo incorporó a la celebración de Navidad…
De ahí pasó también a la Vigilia Pascual, y se extendió finalmente a las misas dominicales y festivas.

 

El Rito ambrosiano, que poseía ya el <Gloria in excelsis> como himno matutino, por influjo del rito romano, lo incorporó a las misas dominicales y festivas.

 

En cambio, el Rito galicano, al formar esa parte introductoria de la misa, en vez del <Gloria in excelsis>, adoptó el cántico de Zacarías <Benedictus>, destinado también universalmente al oficio matutino, al que dio el nombre de <Prophetia>».

 

El IV Concilio de Toledo (633) cita el <Gloria in excelsis> como ejemplo de poesía litúrgica, contra los que no admiten los himnos (can. 13). Pero no lo refiere en absoluto a la celebración eucarística.
El <Gloria in excelsis> fue introducido posteriormente en la Misa hispánica, probablemente durante la segunda mitad del siglo VII, y entonces fue asignado a las misas dominicales y festivas.

 

(Prenotandos del Misal Hisp-Moz., nn. 28s)