A la Cena del Cordero

 

Este Jueves el calendario del Rito Hispano-mozárabe
celebra la solemnidad del «Corpus Domini».
La mayoría de las diócesis del Rito romano
lo celebran el domingo próximo.

Proponemos esta audición:

 

Es una versión en español (Chile)
del gran himno latino <Ad Coenam Agni>
Merece la pena escuchar la letra de este texto
para interiorizarla.
Es una traducción de un himno del s. VI
-probablemente de ámbito milanés-
que entraría en la liturgia hispano-mozárabe.
El texto latino se encuentra ya
en el antiguo himnario de Silos.

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El nombre <cristiano>
en la España mozárabe

Los tres jóvenes en el horno  (cf. Daniel 3)

«Y con un mismo nombre
se llaman cristianos todos aquellos
que reciben el Evangelio
y alaban con una misma voz a Cristo
y llevan en su frente el signo de la cruz;
y observan hacer la señal de la cruz
al comer, al beber, al sentarse, al acostarse,
al salir, al regresar y en las restantes ocupaciones.
Y piden que les proteja Cristo con esta oración:

<Sálvanos, Jesucristo Hijo de Dios.
Protégenos, Cristo Hijo de Dios>.

Y al salir de la iglesia o de casa o yendo de camino dicen:

<En el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
caminemos en paz>…»

 
Escritos de la España mozárabe
(S. Beato de Liébana, s. VIII)
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Son perlas de la espiritualidad hispana…

Rasgos característicos del Rito Hispano

Dice el P. Lesleo comentando el Misal Mozárabe de Cisneros:

“Da la impresión de que estamos ante un antiguo Sacramentario:
la comunión diaria;
el cáliz entregado por el diácono al pueblo que comulga;
los fieles que se revisten con vestiduras blancas en el tiempo de Pascua;
los penitentes públicos acercándose a la imposición de manos
y expulsados de la iglesia antes de la presentación de los dones;
el Símbolo solemnemente recitado por los [catecúmenos] competentes en el domingo de Ramos;
el Bautismo solemnemente conferido en las fiestas de Epifanía;
la leche y la miel ofrecidas a los neófitos,
los cuales eran situados en torno al altar durante el tiempo del sacrificio;
el silencio anunciado por el diácono antes de comenzar la proclamación de la Escritura;
el final de las lecturas en la misa [Amén];
los dípticos recitados por el diácono».

(A. Lesleo, Prefacio al Misal Mozárabe, n. 60)

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Domingo de la Santa Trinidad

 

El círculo es la forma perfecta para los filósofos para expresar la omnipresencia todopoderosa, la perfección divina, que puede traducir la idea de la Trinidad.

Tres círculos concéntricos con el monograma de Cristo indican las tres personas divinas de la Santa Trinidad, en tonalidades azules de distinto grado.

La representación simbólica de la Trinidad se vale de otras formas iconográficas:
letras de alfabeto, la mano de Dios asociada al cordero y a la paloma, la etimasía (trono)…
la repetición del número tres en objetos perfectamente idénticos (el trébol de San Patricio), etc.

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¿Estamos en ello?

 

“La relación entre Palabra de Dios y cultura se ha expresado en obras de diversos ámbitos, en particular en el mundo del arte. Por eso, la gran tradición de Oriente y Occidente ha apreciado siempre las manifestaciones artísticas inspiradas en la Sagrada Escritura como, por ejemplo, las artes figurativas y la arquitectura, la literatura y la música. Pienso también en el antiguo lenguaje de los iconos, que desde la tradición oriental se está difundiendo por el mundo entero.

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Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir. 

 

Este monje del Sur de Inglaterra – de nombre de Winfrid por el bautismo- es el evangelizador de Alemania. En Roma el papa san Gregorio II lo ordenó obispo y dio el sobrenombre de Bonifacio, enviándolo después a Germania para anunciar la fe de Cristo a aquellos pueblos. Rigió la sede de Maguncia (Mainz) y, hacia el final de su vida, al visitar a los frisios en Dokkum, consumó su martirio al ser asesinado por unos paganos. ( 754).

 

En el icono vemos -en la «A» de «San»- el árbol de Pascuas:
la tradición dice que después de talar la encina sagrada de Thor -donde se hacían sacrificios humanos- plantó un abeto en honor de Cristo, el viviente (Ap, 1,18). Catequéticamente presentó a Cristo como el verdadero árbol de la vida (Ap. 2,7). La costumbre popular adornó el árbol con manzanas (en recuerdo del árbol del paraíso) y velas (luz de Redención).
El hecho se sitúa en Geismar (hoy parte de la ciudad de Fritzlar, en el norte de Hesse) en el 723 A.D.
En el icono vemos, también, un libro en su mano izquierda atravesado por la espada: son las obras de san Isidoro de Sevilla que el santo llevaba en sus manos al morir.

 

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Hablando de árboles y bosques…
una música más cercana: los montes de la Sierra de Guadarrama

 

Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

 

En las oraciones hispanas
está muy presente
la concepción de Cristo
como Sacerdote y Víctima
(Sacerdos et Hostia):

 

Es justo y necesario,
es en verdad nuestro deber y salvación
darte siempre gracias por tu bondad,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Jesucristo, tu Hijo,
Rey sempiterno que reina contigo,
que, por nuestra salvación,
ha soportado tantas y tan grandes pruebas.
Fue sometido a juicio por los judíos
el que ha de juzgar a vivos y muertos.
Fue emplazado ante el tribunal de un magistrado
aquél cuya temible corte son los cielos inmensos.
Sufrió que su faz fuese mojada con salivazos
el que poco antes, con su saliva,
abrió los ojos al ciego de nacimiento.

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Sobre cantos ofertoriales:
¿origen hispano?

 

“Kenneth Levy, en su artículo «Toledo, Roma y el legado de la Galia», comparando los repertorios visigodo, milanés, romano-franco y antiguo-romano, no tuvo dificultades para demostrar que la famosa serie de «ofertorios» no sálmicos de los antifonarios gregorianos no podían provenir de Roma, aunque los libros antiguos romanos los habrían acogido.

Ha costado mucho darse cuenta del origen no romano de estas piezas que acompañan la procesión de ofrendas antes de la [liturgia de la] eucaristía. La fuerza de los prejuicios sobre la naturaleza puramente romana del «gregoriano» lo impedía, excepto a algunas mentes más perspicaces como Dom Louis Brou.

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